Una de las razones por las cuales la agilidad no se potencia en las organizaciones y, en algunos casos, fracasa, es debido a la falta de alineación del pensamiento lean agile en la alta dirección y en el modelo operativo de los portafolios tradicionales. Es fundamental romper paradigmas sobre cómo gestionar el gobierno, las estrategias y la operación del portafolio.

Es importante comprender los elementos clave, como los cambios estructurales, los presupuestos, las métricas, las prácticas y los marcos de trabajo que pueden respaldar este objetivo en particular: la agilidad. Debemos centrarnos en nuestros clientes y realizar incrementos hacia ellos sin generar fricciones, caos y desalineación dentro de la organización.